sábado, 13 de febrero de 2016

PROYECTO DE LAS EMOCIONES: ASÍ ES MI CORAZÓN EMOCIÓN: MIEDO

Esta semana hemos nos ha tocado la emoción del MIEDO. Ya que el primer trimestre habíamos realizado el proyecto de los miedos y los monstruos elegimos EL LIBRO VALIENTE (Autora/Ilustradora: Moni Port. Editorial: TAKATUKA), un libro que plasma los diferentes tipos de miedos y las diferentes maneras de reaccionar ante el miedo. Un libro donde ver aquellos miedos que nos hacen evolucionar como personas y aquellos que nos paralizan acercando al niño al origen de nuestros miedos, viendo para qué sirven, cómo vivir con ellos y descubrir qué es ser valiente.



El miedo en los niños es una preocupación bastante común en los padres. En primer lugar, hay que tener en cuenta que los miedos son evolutivos y normales a cierta edad, cambiando el objeto temido a medida que el niño va creciendo. 
En la primera infancia (que es en la que nos encontramos), predomina el miedo a separarse de los padres y hacia los compañeros extraños. Entre los 2 y 6 años, se mantienen los miedos anteriores pero aumentan los estímulos potencialmente capaces de generar miedo, como los monstruos, los fantasmas, la oscuridad o los animales. 
Establecer la frontera entre un miedo normal y patológico no siempre es fácil, y habrá que tener en cuenta la edad del niño, la naturaleza del objeto temido, la intensidad y frecuencia del mismo, así como el grado de sufrimiento o incapacitación que produce en el niño. Por tanto, si hay dudas, mejor consultar con un especialista. Lo que está claro es que un niño puede sentir un miedo natural, por ejemplo, ante un perro grande, mostrándose reacio a tocarlo y manteniéndose a cierta distancia. Pero si el niño está acompañado de sus padres, el perro se encuentra a bastante distancia y atado, y su simple visión o ladrido provoca que niño eche a correr, sienta un malestar profundo y no se tranquilice hasta que se encuentre a mucha distancia... pues podemos encontrarnos ante un miedo irracional y excesivo. 

Por otro lado, hay que tener en cuenta algunos factores que pueden influir en los miedos: patrones familiares (los padres con tendencia a ser miedosos o con trastornos de ansiedad tienen, con mayor proporción, hijos con miedos o ansiedad, ya que los niños aprenden la reacción emocional de sus cuidadores), información negativa sobre alguna situación o estímulo, aprendizaje directo (por ejemplo, miedo a no poder respirar en niños que sufren de asma), condicionamiento o haber vivido alguna experiencia vital desagradable o traumática. 

Estas serían algunas recomendaciones a tener en cuenta para tratar el miedo infantil:

Nunca ridiculizar al niño, por extraño que nos parezca su miedo. No hay que reñirles, obligarles a cambiar de actitud ni hacerles sentir mal, sino explicarles que el miedo es algo normal en algunas situaciones. Hay que hablar con ellos y analizar juntos la situación con naturalidad. Es importante mostrar tranquilidad, ya que los comportamientos que el niño observa de los padres son los patrones que interioriza. Por tanto, si nos mostramos excesivamente preocupados, podemos agravar el problema.

Afrontar juntos los miedos, poco a poco, sin forzar al niño a efectuar aquellas conductas que teme, pero creando una gradación de situaciones que generen aproximaciones sucesivas. La solución a los miedos es afrontarlos, no evitarlos, pero hay que avanzar paulatinamente, celebrando los logros y sin dar importancia a los retrocesos.

Ayudarle a que él mismo evalúe su nivel de miedo y proporcionarle estrategias para que poco a poco vaya venciéndolo (pensar en cosas agradables, respirar profundamente, recordar por qué está fuera de peligro...).

Actuar como modelo, efectuando la conducta temida para enseñar al niño que no sucede nada. El modelado es más efectivo cuando el modelo es de la misma edad que el niño.

Evitar el visionado de películas, series, videojuegos o actividades que comporten violencia, miedo o terror cuando el niño no presenta una edad adecuada para separar nítidamente la realidad de la ficción.

Pueden resultar útiles algunas técnicas de relajación.

Si estas estrategias no funcionan, si nos encontramos ante reacciones desmesuradas o si el miedo aparenta estar fuera de control, habría que solicitar ayuda profesional.

jueves, 4 de febrero de 2016

PROYECTO DE LAS EMOCIONES: ASÍ ES MI CORAZÓN EMOCIÓN: TIMIDEZ


La timidez es la emoción que hemos trabajado estas dos últimas semanas, nos cuenta el emocionado que la timidez es un bloqueo que nos impide comportarnos con naturalidad, y que nos suele dominar ante personas extrañas, no confiables o amenazadoras. En ese momento te sientes incómodo, torpe y por miedo a equivocarte, dejas de hablar, de moverte... intentas pasar desapercibido. Si bien es cierto que la timidez es un rasgo que se puede presentar desde edades tempranas en la infancia y que tiene un componente genético, es importante la forma de actuar del entorno ante esas expresiones de timidez, ya que se puede agravar o, por el contrario, reducir hasta una expresión mínima. Por tanto, es importante intentar no cometer errores que propicien la timidez de los niños/as. Padres, madres, maestr@s y en definitiva cualquiera que trate con niños debe intentar fomentar actitudes como:

- El diálogo, hablar sobre lo que les molesta, les duele... mostrando empatía.
- La flexibilidad, aceptar que cometan errores.
- El respeto, conseguir que el niño/a entienda la postura del adulto.
-  la negociación, las prohibiciones continuas fomentan la introversión.




A partir de todo esto el cuento que elegimos para trabajar esta emoción ha sido: ¿Qué hace un cocodrilo por la noche? (muchas gracias a Chaquiste por colgar este video)